Las máquinas han contribuido a lo largo de la historia a que diferentes tareas cotidianas, tanto domésticas como industriales, sean más rápidas, eficaces y llevaderas. Todas ellas han ido especializándose en distintos campos según su uso, pero una característica común en la mayoría es su distinción en dos grandes grupos: la maquinaria manual y la mecánica. Y dentro de estas últimas, las más usuales hoy día, y atendiendo a la fuente de energía que usan para funcionar las encuadramos en hidráulicas, neumáticas y eléctricas.
Los tres tipos de energía pueden provenir de un fluido presurizado, del aire o de la electricidad. Estos tres grupos se basan en el funcionamiento de bombas neumáticas, hidráulicas o eléctricas que son capaces de convertir la energía en un movimiento o fuerza para conseguir el funcionamiento del aparato.
- Los mecanismos hidráulicos tienen la misma base que los anteriores pero lo que mueve el cilindro es un líquido incompresible, como el aceite, que posibilita acumular energía y posteriormente la transformarla en energía mecánica.
- Los sistemas neumáticos están basados en el funcionamiento de un pistón ubicado dentro de un cilindro hueco que, mediante la presión de un compresor externo o bomba neumática a base de gas a presión, mueve el pistón dentro del cilindro. El aumento de la presión hace que se genere una fuerza lineal. Su uso se extiende en herramientas manuales y en máquinas que realizan movimientos constantes y repetitivos.
- En cuanto a los sistemas eléctricos son aquellos que usan la electricidad para producir movimiento. Es el caso de generadores, transformadores y convertidores.
Hay algunas diferencias en estos sistemas más allá de los ya detallados. Por ejemplo los sistemas neumáticos y eléctricos proporcionan una potencia alta, mientras que los hidráulicos consiguen una potencia muy alta.
La maquinaria hidráulica tiene un uso predominante en trabajos pesados, mientras que la neumática es muy importante en trabajos repetitivos y en cadenas de montaje y fabricación, alcanzando altas velocidades de trabajo, mientras que las maquinarias hidráulicas y eléctricas alcanzan velocidades solo moderadas.
En cuanto a su acción como contaminantes medioambientales, los sistemas hidráulicos son más proclives a sufrir fugas de fluidos que atenten contra el medio ambiente. Por contra, el problema de las máquinas neumáticas es que generan alta contaminación acústica, frente al silencio de las eléctricas.
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