Los cambios de maquinaria en una empresa nos son baratos. Antes de llevarlos a cabo es importante discernir si realmente ha llegado el momento de realizar ese cambio o si todavía podemos sacar mas rendimiento a las máquinas que tenemos. Ese tiempo de vida extra puede significar un importante ahorro, pero al mismo tiempo un cambio en su debido momento también puede evitar costosas reparaciones o parones en la producción nada deseables. Apurar la vida de estos elementos industriales suponen que sus gastos de mantenimiento aumentan, por mucho que hayamos realizado un plan preventivo para tenerlas a punto. El cambio requiere hacer números y valorar diversos aspectos, incluida la mejor oferta del mercado y su financiación.
Uno de los aspectos que nos pueden indicar que la vida de nuestra máquina ha finalizado es su descenso en el nivel de producción. Si comienzan a resentirse los resultados en cuanto a rendimiento y eficiencia porque ya no puede trabajar al ritmo de antes es inútil sobrecargarla de forma innecesaria, pues al final ello va repercutirnos negativamente de una manera o de otra.
Prestaciones y vida útil de la maquinaria
Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de valorar el cambio son las prestaciones que nos ofrece la maquinaria. Un nuevo modelo se ajustará mejor a las necesidades que tenemos en cuanto a su uso, tecnología, seguridad… pero eso no quiere decir que la cambiemos cada vez que surja una actualización del modelo.
Conforme la vida de la máquina avanza, el desgaste es mayor, y si se fuerza su tiempo útil se produce un deterioro superior al esperado. Ello siempre estará en consonancia con la manera en que se la haya tratado en su trayectoria, algo que a medio plazo pasa inadvertido pero que a largo plazo da la cara. Es aquí donde debemos también estudiar la confianza que nos da la máquina cuando ya lleva horas muchas de trabajo en su haber. Si creemos que pronto va a fallar porque detectamos señales en su funcionamiento es hora de hacer caso a nuestra intuición y experiencia.
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